Finalmente ya estamos en la segunda parte del año, aquella en la que, según nuestros gobernantes, nos iría mejor y lloverían dólares. Nuestro presidente decía que en estos meses veríamos la luz al final del túnel (aunque no nos dijeron si lo que sigue después es el cielo o el infierno).
¿Será así? Evidentemente si. La inflación tocó fondo en el semestre pasado gracias a la actualización tarifaria (incompleta), medidas como la devolución del IVA o el pago a los jubilados podrán agilizar el consumo que viene fuertemente golpeado y seguramente caiga alguna que otra inversión (sin que eso sea ni por asomo la famosa lluvia), Entonces si, vamos a estar "mejor".
Pero que nadie se engañe: El macrismo no es liberal, no pretende hacer reformas en la estructura económica. Basta dar un recorrido somero por las principales propuestas de los ministros y todas coinciden en gasto público, en usarlo para la obra o para subsidios (como en la ley de autopartes). Si a eso se le suma que este Gobierno no tiene en mente privatizar nada, que los impuestos y que ahora estamos en medio de un atraso cambiario los diagnósticos no permiten ser optimistas.
En otras palabras, seguramente en los próximos meses la situación va a mejorar un poco. Pero nuestro ciclo de constantes crisis, recuperación y recesión basados en endeudamiento, plata dulce y gasto público no se va a detener. Y lamentablemente el actual Gobierno no le escapa a esa lógica. Tras años de derroche kirchnerista llegaron las primeras señales de crisis. Y la gestión macrista modificó un poco las cosas, pero no demasiado.
Para salir de ese ciclo de decadencia es momento de instaurar cambios profundos en la estructura política y económica. Comprometerse a tener un Estado pequeño y eficiente, leyes que permitan la libre competencia, una reducción del gasto público que conlleve a una reducción de los impuestos, seguridad jurídica para inversiones y controles permanentes por parte del espectro político y la ciudadanía sobre como se usa la plata (para evitar la corrupción). Mientras tanto estaremos muriendo y renaciendo constantemente, viendo siempre una luz al final del tunel.
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