Desde la asunción de Trump debemos ver el constante llanto del progresismo en todos lados, en especial en EEUU (expresados por las líneas más radicales del Partido Demócrata) y Latinoamérica. Llegaban incluso a haber protestas antes que el propio presidente asumiera, protestando contra lo que iba a hacer. Las protestas se dirigían principalmente hacia tres aspectos: Su proteccionismo, su misoginia y sus políticas contra los inmigrantes.
Esto es inaudito: Gente que nos habla de "vivir con lo nuestro" y "no importar un clavo", que habla de favorecer la industria nacional, que quiere tener una burguesía nacional y que quiere que la obra pública sea el motor de la economía de golpe se vuelve liberal y quiere libre mercado. Quieren que allá sean abiertos pero acá seamos cerrados. Igualmente no sería la primera vez que la izquierda es hipócrita con respecto a este tema, ya que durante años pedían que Cuba pueda comerciar libremente con el mundo ("abajo el bloqueo") pero que en nuestros países no podamos.
Hemos vista protestas feministas de parte de cierta izquierda que usa los velos islámicos como símbolo del feminismo. Es realmente increíble: En los países islámicos las mujeres luchan por su derecho a llevar el cabello suelto y vestirse como quieren pero en EEUU deciden usar ese símbolo de opresión como símbolo de libertad. No tiene el menor sentido. Por supuesto que quienes tanto se horrorizan por las declaraciones de Trump miran hacia otro lado con respecto al sufrimiento de las mujeres en África o Medio Oriente. No sería raro que dentro de poco la ablación de clítoris sea símbolo de la liberación femenina.
Con respecto a las políticas sobre inmigrantes, es extraño que los mismos que piden que EEUU no expulse inmigrantes sean los primeros en decir "¡fuera yanquis!" (como olvidar aquel histórico "¡Váyanse al carajo yanquis de mierda!") y son reacios a cualquier tipo de inversión extranjera (otra vez, el doble rasero sobre el proteccionismo). Y dentro de estas personas están quienes defienden al régimen cuasi-totalitario de Nicolás Maduro que ha cerrado sus fronteras y decidió expulsar inmigrantes colombianos. Están también quienes nada dicen sobre la opresión que padecen occidentales (cristianos y judíos) en los países islámicos. Y también están quienes nada dijeron en los 8 años de presidencia de Obama por la enorme cantidad de inmigrantes deportados.
Dejo en claro que no coincido con el proteccionismo, ni con la misoginia ni con la expulsión de inmigrantes latinos o la construcción del muro. Sin embargo, yo estoy en contra de esas cosas, la haga quien la haga, sea demócrata, republicano, socialista, islámico o lo que fuera, sea en América del Norte, América Latina, Europa o Asia. Otros no pueden decir lo mismo.
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