jueves, 22 de octubre de 2015

Cambiemos este domingo

Este domingo los argentinos vamos a las urnas para elegir presidente nuevamente. A diferencia de lo que pasó en las elecciones pasadas, en este caso el resultado no está cantado y está abierto. En el 2007 y el 2011 las elecciones no fueron más que un simple trámite para Cristina, al igual que lo hubiera sido el ballotage en el 2003.

En estas elecciones que Scioli sale primero es lo único esperable. El dilema pasa por la segunda vuelta. Scioli está a poco de conseguirla, pero al mismo tiempo Macri está a poco de evitarla.

¿Macri es una buena opción? Objetivamente hablando, pienso que no. Pero no me caben dudas que entre la continuidad o el fin del kirchnerismo prefiero su fin. Estamos ante la posibilidad de sepultar política a este modelo político y social que tanto daño nos viene haciendo.

No pasa por lo económico. Objetivamente hablando hace varios años que el país viene con problemas que se van agravando cada vez más (déficit fiscal, reservas del BCRA, inflación, valor de la moneda, recesión, etc.). Y objetivamente hablando el próximo gobierno, sea del que sea, tendrá que reconciliarse con los sectores y países con los que este gobierno actual se peleó, además solucionar el tema de los hold-outs y tomar medidas antipáticas de ajuste y achicamiento del Estado, si bien pueda haber matices en cuanto al gradualismo o la intensidad. Pero aún así, los problemas económicos pueden solucionarse o no. Los daños que hizo el kirchnerismo fueron más profundos.

Se deterioró para siempre la división de poderes, convirtiendo al Congreso en una simple escribanía y al Poder Judicial en un enemigo a combatir. Se fragmentó a la sociedad de una manera pocas veces vista, convirtiendo a cualquier enemigo en un oligarca golpista apátrida. Y con esa misma mentalidad, se convirtió en aliados a los más impresentables gobernadores, intendentes y sindicalistas, permitiéndoles conservar o aumentar su poder.

El kirchnerismo gracias a estos mecanismos consiguió en todos estos años un poder impresionante. De ganar Scioli ese poder irá en aumento. Por más no-kirchnerista que quiera mostrarse Scioli viene embanderado en los gobernadores y con el apoyo de La Cámpora y demás organizaciones que cooptaron los organismos estatales.

El macrismo, en cambio, podrá tener muchos defectos. Pero no se puede negar que ha dado ejemplos de pluralismo, integrando un frente con la UCR y la Coalición Cívica, e incluso contando con el apoyo del Frente Renovador o la centroizquierda en varias provincias. Por otro lado, un eventual gobierno no-kirchnerista se verá obligado a negociar en el Congreso, de manera de revitalizar la tarea parlamentaria. También las organizaciones pseudo-juveniles K perderían parte de su poder y los gobernadores feudales no contarían con un aliado en el Gobierno Nacional.

Obviamente que Macri no es la panacea. Sus políticas económicas seguramente contarán con ajustes y recortes, beneficiará a empresarios amigos y cuesta creer que Macri le escape a la costumbre argentina de intentar influir en la justicia para beneficiarse. Pero Scioli en eso no puede decir nada, porque su gobierno sería una continuidad de todo aquello.

Entonces, si los dos candidatos son parecidos, pero uno representa la continuidad de un modelo nocivo que viene acumulando poder, y el otro, dentro de todo, representa  algo distinto, más plural, menos autoritario, y puede servir para darle fin al modelo nocivo, no hay dudas. Hay que votar al otro. Y el otro en este caso se llama  Mauricio Macri en la Nación y María Eugenia Vidal en Provincia. Y no hay otras opciones, por más que muchos se empeñen en negarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario