jueves, 29 de octubre de 2015

Las elecciones, 4 días después

Ya pasaron varios días desde el domingo 25. Ya se dijeron e hicieron muchas cosas. Por eso ahora, más en frío, traigo algunas conclusiones.

Victoria pírrica del sciolismo
 Scioli no es Cristina. La actual Presidenta cuenta con un carisma y una imagen fuerte que contrasta con el espíritu timorato y débil del actual Gobernador. Se le debe agregar también el desgaste propio de los 12 años de kirchnerismo que Scioli debe arrastrar por ser el candidato del oficialismo.
Scioli. Y por último, la apuesta fuerte que hicieron a la victoria en primera vuelta o a los casi 10 puntos de diferencia con el segundo se estrelló contra esa pared que fueron los 2,5 puntos.
 En estos momentos Scioli tiene tres alternativas. Se presenta al ballotage arrastrando las cadenas del kirchnerismo, arriesgándose a perder y a ver más limitado su accionar por las condiciones que los kirchneristas les van a poner. Se presenta al ballotage separándose del kirchnerismo, aunque a estas alturas quizás no resulte creíble para la población que lo vio presentar discursos kirchneristas agresivas. Y la tercera, bajarse. Los tres escenarios son negativos.

Victoria moral del macrismo
 Aunque hayan salido segundos Cambiemos hizo una elección brillante y son los verdaderos ganadores. Haber polarizado de esa manera pudieron erigirse como "los" opositores, como "el cambio" y "el futuro", y atraer más votos que en las PASO. A su oposición se le debe sumar el discurso conciliador y plural del que viene haciendo gala Macri en los últimos meses, incluyendo el domingo pasado.
 Su victoria en el balotaje parece un hecho. Dependerá de sí mismo no cometer errores y seguir con su discurso pluralista y pacificador para marcar un contraste con la campaña agresiva y virulenta del kirchnerismo.
 También fue una victoria de la UCR y a su estructura nacional, que a lo largo de este año consiguió gobernaciones e intendencias importantes. Recientemente Macri dejó las puertas abiertas a la presencia de radicales en su eventual gobierno.
 Por el lado Carrió, ella puede jactarse de haber formado este frente que ganó. Pero sin duda su imagen puede resultar negativa, por contrastar su discurso agresivo con el intento de discurso pacífico de Macri.

Massa lidera la resistencia
 El tigrense y sus cercanos parecen no haberse dado cuenta que perdieron la elección. Siguen haciendo campaña y hablando del país que quieren construir. Con eso marca que no quiere unirse a nadie en el futuro gobierno, más allá de apoyar a alguno o a otro. Su intención es convertirse en un líder de la oposición. Por eso desde ahora trata de ir marcando la cancha condicionando su apoyo y "sus votos".
 De su discurso ambiguo se puede concluir que no va a votar a Scioli. ¿Va a votar a Macri? Al decir la palabra "cambio" y "terminar una etapa" cada dos palabras pareciera indicar que sí. De todas maneras, como ya se dijo, Massa aspira a convertirse en la oposición peronista al gobierno que sea, por lo que cuanto menos peronista sea el futuro gobierno mejor.

La batalla de Buenos Aires
 El triunfo histórico de Vidal y la derrota de Aníbal marcó a fuego la política de los próximos años. No es poca cosa haberle sacado la Provincia al PJ después de 28 años.
 Para el PRO y la UCR una victoria fundamental, a pesar de que Scioli haya ganado como presidente. De esta manera ninguno los principales distritos electorales del país (PBA, CABA, Santa Fe, Córdoba y Mendoza) quedan en manos del kirchnerismo. Para el FPV una derrota terrible, incluso peor que una eventual derrota de Scioli. Aníbal quedará como el padre de la derrota y seguramente marque su muerte política.
 Para Vidal será fundamental el apoyo de los nuevos intendentes que derrotaron a los barones del Conurbano, los intendentes del Interior y el aparato provincial de la UCR. También será fundamental el apoyo del gobierno nacional, lo cual puede contribuir aún más a los votos bonaerenses para Macri.

El futuro del kirchnerismo
 Sin la Provincia, sin muchos intendentes y sin algunos gobernadores, el kirchnerismo pejotista (el que antes era menemista y duhaldista) está herido de muerte. Es el momento en que todos estos personajes se irán arrastrados hacia el próximo referente peronista.
 El kirchnerismo duro, camporista y santacruceño, estará debilitado, pero no por eso muerto. Siguen con presencia importante en Diputados y tendrán su bastión en Santa Cruz. Sin embargo, sin el amparo del poder nacional, se irá debilitando progresivamente, hasta terminar convertido en lo que ahora es el menemismo: Apenas una fuerza provincial.

El resto de las fuerzas
 El llamado del Frente de Izquierda a votar en blanco no sorprende a nadie, era lo esperable y es lo más consistente con su ideología. De todas formas hay que señalar su declive desde 2013 a la fecha. El trotskismo deberá trabajar para no volver al lugar marginal que siempre tuvo.
 Progresistas sigue sin encontrar su norte. Aparece como una fuerza desorganizada. En parte se debe a la heterogeneidad de su movimiento, contando con fuerzas socialdemócratas como el GEN y el PS, y al mismo tiempo con nacionalismo de izquierda como Libres del Sur. Sus magros resultados convierten a estas fuerzas en minoritarias.
 Compromiso Federal sigue convertido en una fuerza provincial con un caudal respetable en el resto del país. Aunque su presencia sea casi irrelevante en el escenario político siguen presentes en las elecciones. Probablemente en estas elecciones la candidatura del Adolfo (con una imagen mucho más negativa que la de su hermano) haya incidido en que sean últimos y no hayan repetido el cuarto puesto de 2007 o el quinto de 2011.

¿De cara al balotaje?
 Macri tiene todas las de ganar. Ya se posicionó como la oposición fuerte al kirchnerismo y con su discurso conciliador intentará atraer votos ajenos. Scioli tiene una posición más complicada y para ganar deberá despegarse del kirchnerismo y el discurso violento.
 Como sea, el próximo gobierno no será kirchnerista. La Década Ganada, el Proyecto Nacional y Popular, ya terminó.

jueves, 22 de octubre de 2015

Cambiemos este domingo

Este domingo los argentinos vamos a las urnas para elegir presidente nuevamente. A diferencia de lo que pasó en las elecciones pasadas, en este caso el resultado no está cantado y está abierto. En el 2007 y el 2011 las elecciones no fueron más que un simple trámite para Cristina, al igual que lo hubiera sido el ballotage en el 2003.

En estas elecciones que Scioli sale primero es lo único esperable. El dilema pasa por la segunda vuelta. Scioli está a poco de conseguirla, pero al mismo tiempo Macri está a poco de evitarla.

¿Macri es una buena opción? Objetivamente hablando, pienso que no. Pero no me caben dudas que entre la continuidad o el fin del kirchnerismo prefiero su fin. Estamos ante la posibilidad de sepultar política a este modelo político y social que tanto daño nos viene haciendo.

No pasa por lo económico. Objetivamente hablando hace varios años que el país viene con problemas que se van agravando cada vez más (déficit fiscal, reservas del BCRA, inflación, valor de la moneda, recesión, etc.). Y objetivamente hablando el próximo gobierno, sea del que sea, tendrá que reconciliarse con los sectores y países con los que este gobierno actual se peleó, además solucionar el tema de los hold-outs y tomar medidas antipáticas de ajuste y achicamiento del Estado, si bien pueda haber matices en cuanto al gradualismo o la intensidad. Pero aún así, los problemas económicos pueden solucionarse o no. Los daños que hizo el kirchnerismo fueron más profundos.

Se deterioró para siempre la división de poderes, convirtiendo al Congreso en una simple escribanía y al Poder Judicial en un enemigo a combatir. Se fragmentó a la sociedad de una manera pocas veces vista, convirtiendo a cualquier enemigo en un oligarca golpista apátrida. Y con esa misma mentalidad, se convirtió en aliados a los más impresentables gobernadores, intendentes y sindicalistas, permitiéndoles conservar o aumentar su poder.

El kirchnerismo gracias a estos mecanismos consiguió en todos estos años un poder impresionante. De ganar Scioli ese poder irá en aumento. Por más no-kirchnerista que quiera mostrarse Scioli viene embanderado en los gobernadores y con el apoyo de La Cámpora y demás organizaciones que cooptaron los organismos estatales.

El macrismo, en cambio, podrá tener muchos defectos. Pero no se puede negar que ha dado ejemplos de pluralismo, integrando un frente con la UCR y la Coalición Cívica, e incluso contando con el apoyo del Frente Renovador o la centroizquierda en varias provincias. Por otro lado, un eventual gobierno no-kirchnerista se verá obligado a negociar en el Congreso, de manera de revitalizar la tarea parlamentaria. También las organizaciones pseudo-juveniles K perderían parte de su poder y los gobernadores feudales no contarían con un aliado en el Gobierno Nacional.

Obviamente que Macri no es la panacea. Sus políticas económicas seguramente contarán con ajustes y recortes, beneficiará a empresarios amigos y cuesta creer que Macri le escape a la costumbre argentina de intentar influir en la justicia para beneficiarse. Pero Scioli en eso no puede decir nada, porque su gobierno sería una continuidad de todo aquello.

Entonces, si los dos candidatos son parecidos, pero uno representa la continuidad de un modelo nocivo que viene acumulando poder, y el otro, dentro de todo, representa  algo distinto, más plural, menos autoritario, y puede servir para darle fin al modelo nocivo, no hay dudas. Hay que votar al otro. Y el otro en este caso se llama  Mauricio Macri en la Nación y María Eugenia Vidal en Provincia. Y no hay otras opciones, por más que muchos se empeñen en negarlo.

sábado, 17 de octubre de 2015

Sobre los bienes y males del peronismo (comentarios a Luciana Sabina y Nicolás Lucca)

Conocida por todos es mi posición contraria a los populismos anti-democráticos en general, mi postura muy crítica con los gobiernos de Juan Domingo Perón (los tres más su gestión como ministro) y con los mecanismos actuales de la mayor parte del PJ.

Recientemente me encontré con un artículo escrito por Luciana Sabina (@kalipolis) y Nicolás Lucca (@relatodpresente) titulada "No fue siempre el peronismo, ni usted es estúpido". La nota busca refutar a gran parte de la "historiografía" actual que ubica al peronismo como causa de todos los males. "Casualmente" el título se parece mucho al de un libro de Fernando Iglesias, Es el peronismo, estúpido.

Coincido con que señalar al "peronismo" (como una entelequia) como causante de todos los males argentinos es un grave error histórico que roza el infantilismo. Por empezar, Perón ni siquiera durante sus gestiones mantuvo una misma línea. Entonces de idiotas pretender que sus supuestos seguidores la sigan. Sin ir más lejos, a una semana de las elecciones tenemos tres opciones peronistas para votar, cuatro si se toma en cuenta los elementos peronistas presentes en Cambiemos.

También coincido con señalar que muchos de los vicios del peronismo no nacieron ni murieron con el mismo. Por caso el personalismo o el autoritarismo.

Pero en lo que no coincido con Luciana y Nicolás es en relativizar o minimizar las obras malas del peronismo. Probablemente no sea su intención, pero creo que la sensación que deja el artículo apunta en ese sentido.

Analicemos este extracto:

Sí, hubo un peronismo plagado de virtudes y, al mismo tiempo, lleno de contradicciones, abusos y excesos que, analizados desde la comodidad del siglo XXI, nos resultan escandalosos.

Creo que esta oración es gravísima. Por empezar, no es cierto que estas cosas se analicen "desde la comodidad del siglo XXI". Ya en 1955 Alfredo Palacios desde Radio Belgrano decía lo siguiente:

Después de 10 años observamos que el signo monetario está depreciado y que la reparticiones autárquicas se encuentran en déficit permanentemente, lo que nos exige recurrir a las emisiones y a los depósitos. Que los sindicatos sojuzgados no pueden evitar que se violen las leyes de 8 horas y sábado inglés, sometiendo a los obreros a un régimen de trabajo a destajo y de horas extraordinarias. La obsecuencia crece y se vuelve en un ambiente de corrupción. Que las torturas de los presos políticos y a sus abogados se aplican como sistema. Que las universidades han perdido su autonomía y su prestigio, y en la escuela, se deforma el sentimiento y la mente de los niños.

Sirva esto como simple botón de muestra. No es verdad que esas actitudes sean criticadas hoy en el 2015. Ya eran criticadas en su momento. Casos como los de Ernesto Mario Bravo o Juan Ingalinella habían movilizado a la opinión pública y en el Congreso diputados como Ricardo Balbín o Arturo Frondizi, o dirigentes opositores como Moisés Lebensohn denunciaban parte importante de esos atropellos. Decir que esas cosas son escandalosas "comodamente desde el siglo XXI" es, por un lado, una inexactitud, y por otro lado, una falta de respeto hacia todos aquellos que durante esos años denunciaban al Gobierno y sufrían por eso censura o prisión.

No toman en cuenta que no había muchos espacios para manifestarse en contra del poder, ya que el gobierno concentraba la mayoría de los medios y las manifestaciones opositoras eran reprimidas. La "comodidad del siglo XXI" contrasta con la "incomodidad del siglo XX".

También me parece un error muy serio hablar de "contradicciones, abusos y excesos". Todos los atropellos que se le atribuyen al peronismo no fueron "errores", sino un plan sistemático. Los libros de texto proselitistas en las escuelas, la violenta represión contra manifestaciones opositoras, el encarcelamiento y las torturas a presos políticos, los avances contra la división de poderes, las violaciones a la Constitución Nacional (incluso a la de 1949), la propaganda casi omnipresente del "Líder" y la "Jefa", los límites impuestos a la libertad de prensa... ¿alguien puede creer que realmente estas políticas fueron aisladas y que no representaban a la política oficial?

Posteriormente la nota remarca las obras buenas de los primeros gobiernos peronistas. No seré yo quien no reconozca que esas obras fueron positivas (si bien cuando hablan de la "nacionalización" de los ferrocarriles omiten recordar que hubo un negociado escandaloso de sobreprecios). Efectivamente hubo obras muy positivas. Pero quisiera remitirme ahora a las palabras de Mario Bunge en su libro Cápsulas:

Yo estoy convencido de que el primer peronismo (de fines de 1943 a mediados de 1955) introdujo media docena de reformas positivas: modernizó el sistema de previsión social y la legislación laboral; dio el voto a la mujer y a los habitantes de los territorios nacionales; favoreció la industrialización; y adoptó una posición neutral (la famosa tercera posición) en la guerra fría.  
Pero creo que el precio que los argentinos pagaron por estas reformas progresistas fue desmesurado. Un gobierno democrático hubiera logrado lo mismo o más sin coartar las libertades públicas, ni encarcelar y torturar a opositores, ni rebajar el nivel de la educación y de la cultura, ni imponer la enseñanza de la «doctrina nacional» en los tres niveles educativos, ni amordazar al periodismo, ni convertir al movimiento sindical en un apéndice del gobierno, ni transformar a los pobres en limosneros que todo lo esperan de las autoridades, ni intentar fabricar la bomba nuclear para someter a todo el Cono Sur.

Fueron buenas obras, si. Pero el costo fue altísimo. No podemos quitarnos de vista que todas estas obras fueron hechas en el marco de un gobierno autoritario que sometía las libertades civiles y ponía énfasis desmesurado en la propaganda personalista. Esto se relaciona con lo que dije párrafos más arriba sobre la sistematicidad de los atropellos de Perón.

También Luciana y Nicolás nos recuerdan que los vicios de aquel régimen no fueron producto suyo, sino que tenían antecedentes. Pero para mí se equivocan al no tener en cuenta el contexto histórico. No estamos en 1800, sino en 1946. Conceptos como libertad de expresión, libertades civiles o Estado de derecho ya existían y estaban vigentes. Precisamente la falta de libertades o de república eran argumentos frecuentemente esgrimidos por la oposición de aquel entonces. Para cuando Perón gobernaba la Constitución llevaba décadas de sancionada y el país había pasado ya por experiencias amargas de interrupción del orden constitucional y legal, por lo que urgía volver al mismo luego de la Década Infame con su represión y sus "fraudes patrióticos". Precisamente semanas antes del 17 de octubre de 1945 tuvo lugar una manifestación opositora que pedía entregar el gobierno a la Corte Suprema para retomar la institucionalización. Los gobiernos de Perón fue un retroceso en ese sentido.


Por tanto, no creo que criticar el autoritarismo o la poca vocación democrática y republicana de los primeros gobiernos peronistas sea anacrónico.

Creo que ambos buscaron en su artículo un punto medio para demostrar que el peronismo no debe ser chivo expiatorio de los males argentinos y que los males que se le atribuyen no son monopolio suyo. Pero omiten mencionar que el peronismo llegó en un momento en el que la Argentina necesitaba volver a las sendas constitucionales luego de más de una década de fraudes y dictaduras y que el precio que la sociedad tuvo que pagar por esas buenas obras fue muy alto. Para mí ese aspecto no puede dejarse por alto a la hora de analizar este fenómeno político.

domingo, 4 de octubre de 2015

Conclusiones tras el debate

Bien, terminó Argentina Debate, el primer debate presidencial de la Historia Argentina. Vamos con algunas conclusiones.

Macri: Intentó como siempre mostrarse como el líder de la oposición y tiró propuestas siempre ambiguas y generales. Es su estrategia y lo sabe bien, ya que con ella llegó hasta aquí. Se pudo ver su relación tirante con Massa, entre las ganas de aliarse y las chicanas.
Veredicto: Salió bien parado.

Massa: Siguió siendo la ametralladora de propuestas y clichés. Intentó casi siempre ser pacifista, pero no pudo evitar tirar chicanas a Macri. El debate le sirvió para lavar su imagen y desterrar las ideas del "pacto Massa-Scioli" del que hablaba el macrismo.
Veredicto: Salió bien parado.

Stolbízer: Su imagen cambió. Dejó de ser la candidata tranquila y amable para ser enérgica y denunciante. Eso también se tradujo en la manera de plantear sus propuestas.
Veredicto: Salió bien parada (y probablemente se traduzca en subir en las encuestas).

Rodríguez Saa: Dejó una imagen pobre. Se mostró lento y podría decirse que incluso anacrónico. No pareciera haber mejorado sus números.
Veredicto: Salió mal parado.

Del Caño: Su estilo confrontativo contra todas las fuerzas políticas probablemente no le servirá para sumar muchos más votos, pero si para darse a conocer como nuevo referente de la izquierda en Argentina.
Veredicto: Salió bien parado.

El debate en sí: Estuvo bien organizado en líneas generales. Sin embargo, como crítica constructiva, creo que las preguntas debieron estar en manos de los periodistas y no de los otros candidatos, para evitar las chicanas innecesarias. También podría aplicarse la realización de dos debates televisados en diferentes universidades.

Scioli: Vergonzosa su ausencia. Pero lamentablemente no va a influir mucho en las elecciones. La ciudadanía debería castigar su falta.