jueves, 18 de agosto de 2016

El fallo de la Corte sobre el tarifazo

 Finalmente hoy la Corte se expidió sobre el tema de las tarifas de gas. El fallo ya puede leerse. Los puntos principales son:

Que para la fijación de tarifas de gas, la audiencia pública previa es de cumplimiento obligatorio.
Se confirma la sentencia apelada en cuanto declara la nulidad de las resoluciones cuestionadas.
La decisión se circunscribe al colectivo de los usuarios residenciales.
Respecto de ellos, las tarifas deben retrotraerse a los valores vigentes previos al aumento dispuesto por las resoluciones que se invalidan.
Se mantiene la tarifa social.
Se pone en conocimiento del Congreso de la Nación la necesidad de dar cobertura al cargo de Defensor del Pueblo de la Nación.
Se recuerda a los tribunales el riguroso cumplimiento de la acordada de la Corte Suprema de Justicia sobre procesos colectivos.

 El primer punto y el anteúltimo son incuestionables. El no llamado a audiencias públicas fue un error grosero del Gobierno por más que después hayan querido enmendarlo. Y no hay dudas que es necesario que nuevamente el país cuente con un Defensor del Pueblo.

 El resto de fallo resulta poco claro e incluso contradictorio. Si se declara que las resoluciones sobre tarifas son nulas y se ordena retrotraer a los valores previas al aumento no tiene entonces ningún sentido que siga la tarifa social, que fue creada justamente en ese marco. Considero que es algo demagógico que agrega más confusión. Eso sin dejar de mencionar que retrotraer las tarifas la situación previa de tarifas congeladas supondrá un gasto enorme para el Estado en tiempos de austeridad y que conllevará a su obligatorio endeudamiento (una decisión más sensata hubiera sido mantener el -absurdo- esquema del tope de aumento del 400% y mantenerlo congelado hasta la audiencia).

 Otro aspecto que me resulta lamentable es que este fallo se limite solamente a usuarios residenciales (cerca del 26% de los usuarios) excluyendo entonces a pymes u organizaciones sociales.

 Finalmente, el fallo también establece que los precios de todas las partes del proceso estén sometidos a audiencia: Producción, transporte y distribución. Debe decirse que, en el marco de la ley de emergencia económica aún vigente y los decretos sobre subsidios, este fallo resulta lógico, más allá de la opinión que uno tenga sobre esa ley.

 No hay que olvidar que el Gobierno recibe con esto una derrota política y la oposición una pequeña victoria. Pero esa derrota puede ser temporal y más breve de lo pensado: Ya se anunció que la audiencia pública tendrá lugar dentro de tres semanas.

 Ahora bien ¿cuál es la causa de todo esto? Claramente el intervencionismo estatal y una emergencia económica que no se termina nunca y que se convirtió en una excusa para que los Gobiernos sigan manejando la economía a gusto y piacere. En un país normal los precios se fijarían según los precios internacionales, los subsidios obedecerían solamente a diferenciar residenciales de comerciales o a las diferentes situaciones climáticas-geográficas y los usuarios pagarían lo que consumen recibiendo ayuda solamente aquellos que realmente no tengan recursos. Las tarifas provendrían de audiencias públicas en donde expertos en la materia de todo el país (y por qué no, del mundo) debatan junto a los representantes del Congreso. Y, por supuesto, tanto las empresas como los funcionarios que provocaron el actual desastre energético estarían tras las rejas.

 Pero no, lo cierto es que, pase lo que pase, por más audiencia que se haga, la decisión final estará en el Presidente y sus Ministros gracias a este aparato legal que les permite hacer lo que quieran. De esa manera le dejaron todo servido en bandeja a la oposición y a la Corte. Y en un país en donde la Corte determina cuánto valen los servicios que se queden sentados esperando inversiones.

 Por último ¿vamos a tener que seguir esperando que se bajen o eliminen todos los impuestos que forman parte de las tarifas?

Comentarios a la nota de José Benegas sobre los años '70

 Me topé en Twitter con este pequeño artículo de José Benegas compartido originalmente en su Facebook personal en el que analiza algunas cuestiones referidas a la década del '70 y el debate reciente que hubo sobre la guerra sucia.


 En líneas generales diría que coincido, pero hay algunas cosas que quisiera comentar.

"En Argentina hubo: 1. Guerra sucia; respuesta sin normas a un ataque sin normas."

 No queda claro si la falta de normas fue desde lo teórico o desde lo práctico. Si es lo segundo, estamos todos de acuerdo. Pero si es lo primero tanto desde la legislación argentina como desde la legislación internacional existían leyes para regular los conflictos. Por eso precisamente se considera que esta guerra fue sucia.

 Desconozco cuál fue la intención de José, pero me parece que no quedó del todo claro.

"En Argentina no hubo: 1. Genocidio..."

 Aquí la discusión es más complicada. Por un lado cabe recordar que la jurisprudencia internacional reciente a partir del juicio contra Pinochet dictaminó que es posible interpretar que su dictadura haya llevado a cabo un genocidio, cosa que luego se trasladó al caso argentino. Se interpreta que, aunque los subversivos no fuesen un grupo nacional en sí mismo, al ser enmarcados dentro de determinado grupo en una comunidad mayor se los puede considerar grupo nacional. Incluso en el caso camboyano se dijo que los jemeres rojos habían llevado a cabo un auto-genocidio, dado que la mayor parte de las víctimas eran de la misma etnia y nacionalidad que los victimarios y la masacre obedeció a razones políticas.

 El fallo del Juicio a las Juntas habla de persecución contra miembros de organizaciones subversivas o ajenos a ellas, y en el Nunca Más trabaja con el concepto de exterminio. Y por otro lado, los genocidios pueden llevarse a cabo "en tiempo de guerra", pudiendo poner como ejemplo la Masacre de Katyn, en el cual la mayor parte de las víctimas fueron soldados y policías.
 Creo que justamente el principal argumento contra el genocidio es la poca cantidad que José deja de lado. De hecho hay testimonios que dicen que el número 30.000 fue creado con ese propósito.


"2, Terrorismo de Estado"

 Ahí disiento totalmente. Bastan ver los comunicados de la junta para entender que en todo momento se buscó sembrar el miedo entre la población para eliminar aquello que considerasen subversivo, más allá de que estuviera relacionado o no realmente con la subversión armada. En el prólogo del Nunca Más Sábato habla de "metodología del terror" y de las conclusiones del documento de la Conadep se extraen comentarios como este:



* Es posible afirmar que -contrariamente a lo sostenido por los ejecutores de tan siniestro plan- no solamente se persiguió a los miembros de organizaciones políticas que practicaban actos de terrorismo. Se cuentan por millares las víctimas que jamas tuvieron vinculación alguna con tales actividades y fueron sin embargo objeto de horrendos suplicios por su oposición a la dictadura militar, por su participación en luchas gremiales o estudiantiles, por tratarse de reconocidos intelectuales que cuestionaron el terrorismo de Estado o, simplemente, por ser familiares, amigos o estar incluidos en la agenda de alguien considerado subversivo.



[...]



* En consecuencia, carece de validez la afirmación de que la subversión y el terrorismo fueron efectivamente vencidos. Se derrotó a algunas organizaciones terroristas, pero a cambio de implantar un sistema de terror institucionalizado, vulnerador de los más elementales principios éticos y morales inherentes a la persona la humana, con respaldo doctrinario en concepciones también extrañas a nuestra identidad nacional.



 El fallo del juicio a las juntas confirma ésto:



Siendo ello así, suponer que el gobierno de facto, que concentró en sus manos las más amplias potestades legisferantes y que, incluso, se arrogó el poder constituyente, no tenía otro modo de combatir el terrorismo que a través de la clandestinidad y la imposición de un terror equivalente, fuera de toda referencia normativa, resulta inadmisible.



 Por lo tanto, considero que sin ningún lugar a dudas la dictadura implantó terrorismo de Estado (si bien este no empezó con la junta, se pueden reconocer sus antecedentes en la Triple A bajo los gobiernos democráticos peronistas).

lunes, 15 de agosto de 2016

Los '70, eterno retorno

 Las recientes declaraciones de Macri sobre el número de desaparecidos y la "guerra sucia" levantaron polémicas, tanto en la izquierda y el kirchnerismo como en sectores del oficialismo militantes de la corrección política. Y lo cierto es que las frases son ciertas.

 O más o menos. Cuando Macri dice que no tiene idea si fueron 9.000 o 30.000 oculta la verdad de que el número 30.000 no se sostiene por ningún lado y que las estimaciones más exactas de las que disponemos hoy en día llevan el número a una cifra entre 8.000 y 9.000, sin dejar de mencionar que no es un número definitivo. Pero eso no significa que el número de 30.000 resulte exagerado y que tenga un origen bastante claro, no basado e las evidencias.

 Cuando habla de la guerra sucia, Macri tampoco se equivoca. Nadie niega que evidentemente hubo un plan de exterminio, un genocidio, de parte del Estado argentino gobernado por la junta golpista que llevó a cabo terrorismo de Estado. Pero también sería de necios no reconocer que hubo organizaciones subversivas que mataron, pusieron bombas, secuestraron y tomaron cuarteles en democracia, atacando a civiles y militares, que tenía el objetivo de instaurar una dictadura comunista. Esas organizaciones se consideraban ejércitos, decían que estaba en una guerra, tenían grados militares y emitían comunicados tras cada "combate". Del otro lado, el Estado llevaba a cabo una guerra anti-subversiva. Es decir, de ambos lados existía la idea de estar combatiendo. Y montados en la idea de guerra anti-subversiva vino el terrorismo paraestatal y estatal. 

 Entonces, Macri no se equivocó. Le faltó valor para decir que el número 30.000 es una farsa y decirle "guerra sucia" es bastante acertado.

 Sin embargo, izquierdistas, progresistas, kirchneristas y demás alimañas pusieron en el grito en el cielo. Y esto por una razón sencilla: Necesitan que los '70 no se terminen. Necesitan que nunca cierre esa herida.

 La realidad es que hoy los '70 pertenecen a los libros de Historia y al ámbito judicial. Sin embargo, desde cierta militancia se insiste en reivindicar las acciones de aquellas guerrillas, se niega su carácter de organizaciones armadas subversivas y se tiene una visión edulcorada de aquellos años. La acción guerrillera y la crisis de gobernabilidad entre 1973 y 1976 nadie la nombra. Por otro lado, el número 30.000 aparece como un dogma y nadie puede negarlo como parte de las doctrinas de la izquierda. Y finalmente, luego de quejarse (con justa razón) de las torturas y malos tratos sufridos por los desaparecidos piden que los represores en la actualidad que son hombres ancianos estén en cárceles comunes y sin ninguna garantía judicial.

 Sería bueno que estas personas dejen los '70 a donde pertenecen: Al pasado. Y es necesario también contar la Historia completa. Solo así las heridas podrán cerrar y las izquierdas que añoran al terrorismo y los regímenes totalitarios serán derrotadas.