lunes, 30 de enero de 2017

Comentario a las opiniones de Gómez Centurión



 Terrible batahola levantaron las declaraciones del titular de la aduana, Juan José Gómez Centurión, sobre la última dictadura.

 Coincido con que no es lo mismo 8 mil verdades que 22 mil mentiras, tema que ya fue tratado en este blog oportunamente. Con respecto a su negación del plan sistemático de genocidio la discusión es más compleja.

 Textualmente las expresiones de Gómez Centurión son las siguientes:

"Yo lo que creo que fue es una reacción absolutamente desmedida combatiendo un plan de toma del poder concretamente. Si no salimos del relato y no caemos en un modelo de verdad es muy difícil entender qué nos pasó."

"Plan sistemático... son adjetivos."

"Yo no creo que haya sido un plan para hacer desaparecer a las personas. Fue un torpísimo golpe de Estado tomando el poder y lidiando contra un enemigo que no sabían como manejarlo, y que había arrancado en el 75 con una orden constitucional de aniquilamiento."

Ante la pregunta de si 8 mil desaparecidos son o no un plan sistemático, responde "Depende como se hayan producido". Luego agrega "Eso marca un caos, no un plan sistemático. La descentralización de la lucha lo que generó fue un plan caótico, no sistemático que exactamente es lo contrario. Sistemático es Auschwitz, un plan con ferrocarril que arma un campo de exterminio". Sobre los centros clandestinos de detención afirma que "Son lugares descentralizados donde se armó un modelo caótico de conducción de la guerra".

 La visión del titular de la aduana no es completamente novedosa. Es muy similar a la planteada en el Juicio a las Juntas, el cual afirmaba que no existió comando conjunto y que cada fuerza actuó por separado, pero compartiendo toda la dictadura un pacto de silencio e impunidad y un objetivo final: la eliminación física de los llamados subversivos.
 También es verdad que el uso del término "genocida" es discutible (tema también tratado en el blog). Y tiene razón también en señalar que la orden de aniquilar la subversión comenzó en un gobierno democrático, detalle que es casualmente olvidado por los peronistas.
 Considero que Gómez Centurión no es muy claro en sus palabras (y ciertamente el panel de periodistas que lo entrevista no ayuda). Negar a esta altura que las desapariciones formaron parte de una práctica sistemática y que la orden de hacer desaparecer físicamente a las víctimas fue algo premeditado es tapar el sol con un dedo. Nadie medianamente informado o serio puede decir que eso no existió. El propio Videla lo admitió.

 En resumen: ¿Se equivocó Gómez Centurión? La suya es una visión diferente, ya que ve al Proceso como algo militar, una guerra de contrainsurgencia (visión que no es exclusivamente suya). Pero se equivoca o es poco claro al hablar de las desapariciones: Pudieron no estar coordinadas entre las tres fuerzas y pudo no haber un destino final para todas las desapariciones, pero que se llevaron a cabo de forma sistemática por cada fuerza por separado pero con la complicidad de todo el Estado es una verdad innegable que sólo un ignorante puede desafiar. De ninguna manera se trató de hechos aislados y tampoco fueron errores, abusos o excesos, sino que fueron acciones muy bien premeditadas.
 No obstante, de sus palabras no se puede desprender una defensa de la dictadura, de hecho en varias partes de la entrevista condena lo sucedido, y tampoco habla nunca puntualmente de "casos aislados". Por eso creo que lo que más falta en su opinión es claridad de conceptos.

 ¿Debe renunciar? En lo personal opino que no, ya que se lo estaría juzgando por su opinión y no por su trabajo. Respecto a su opinión debe observarse si la misma hace apología del delito. Y no me parece que sea el caso.

 Por último, quisiera recomendarle a Gómez Centurión que sea más cuidadoso con sus palabras. Se trata de un tema sensible y que genera polémicas muy encendidas en la opinión pública. Y sin quererlo perjudica al Gobierno.

sábado, 28 de enero de 2017

Donald Trump y la hipocresía progre

 Desde la asunción de Trump debemos ver el constante llanto del progresismo en todos lados, en especial en EEUU (expresados por las líneas más radicales del Partido Demócrata) y Latinoamérica. Llegaban incluso a haber protestas antes que el propio presidente asumiera, protestando contra lo que iba a hacer. Las protestas se dirigían principalmente hacia tres aspectos: Su proteccionismo, su misoginia y sus políticas contra los inmigrantes.

 Esto es inaudito: Gente que nos habla de "vivir con lo nuestro" y "no importar un clavo", que habla de favorecer la industria nacional, que quiere tener una burguesía nacional y que quiere que la obra pública sea el motor de la economía de golpe se vuelve liberal y quiere libre mercado. Quieren que allá sean abiertos pero acá seamos cerrados. Igualmente no sería la primera vez que la izquierda es hipócrita con respecto a este tema, ya que durante años pedían que Cuba pueda comerciar libremente con el mundo ("abajo el bloqueo") pero que en nuestros países no podamos.

 Hemos vista protestas feministas de parte de cierta izquierda que usa los velos islámicos como símbolo del feminismo. Es realmente increíble: En los países islámicos las mujeres luchan por su derecho a llevar el cabello suelto y vestirse como quieren pero en EEUU deciden usar ese símbolo de opresión como símbolo de libertad. No tiene el menor sentido. Por supuesto que quienes tanto se horrorizan por las declaraciones de Trump miran hacia otro lado con respecto al sufrimiento de las mujeres en África o Medio Oriente. No sería raro que dentro de poco la ablación de clítoris sea símbolo de la liberación femenina.

 Con respecto a las políticas sobre inmigrantes, es extraño que los mismos que piden que EEUU no expulse inmigrantes sean los primeros en decir "¡fuera yanquis!" (como olvidar aquel histórico "¡Váyanse al carajo yanquis de mierda!") y son reacios a cualquier tipo de inversión extranjera (otra vez, el doble rasero sobre el proteccionismo). Y dentro de estas personas están quienes defienden al régimen cuasi-totalitario de Nicolás Maduro que ha cerrado sus fronteras y decidió expulsar inmigrantes colombianos. Están también quienes nada dicen sobre la opresión que padecen occidentales (cristianos y judíos) en los países islámicos. Y también están quienes nada dijeron en los 8 años de presidencia de Obama por la enorme cantidad de inmigrantes deportados.


 Dejo en claro que no coincido con el proteccionismo, ni con la misoginia ni con la expulsión de inmigrantes latinos o la construcción del muro. Sin embargo, yo estoy en contra de esas cosas, la haga quien la haga, sea demócrata, republicano, socialista, islámico o lo que fuera, sea en América del Norte, América Latina, Europa o Asia. Otros no pueden decir lo mismo.