El kirchnerismo nos
llama a votar por la fórmula Scioli-Zannini para no volver a los 90 y continuar con el modelo.
Esa
fórmula la conforman Daniel Scioli, el motonauta devenido en Diputado por el
menemismo que se paseaba por los medios defendiendo la re-reelección. Durante
el gobierno de De la Rúa Scioli aparecía como uno de los mayores referentes del
menemismo porteño, siendo invitado al casamiento Menem-Bolocco y liderando la
lista de Diputados del PJ de la Capital que en aquel entonces iba aliado al
partido de Cavallo. Luego, durante la vorágine de fin de año, Scioli tuvo lugar
para ocupar cargos durante los gobiernos de Rodríguez Saa y Duhalde.
Y el segundo en la
lista es Carlos Zannini, un eterno funcionario provincial santacruceño que
acompañó la gestión de Kirchner desde que era Intendente de Río Gallegos en
1987 y posteriormente su gobernación entre 1991 y 2003. Por aquellos años,
cuando Kirchner era considerado un seguidor de Cavallo, cuando Kirchner daba
discursos al lado de Menem prometiéndole acompañar su “profundo proceso de
transformación”, cuando el propio Kirchner viajaba el Congreso Nacional para
festejar la privatización de YPF, cuando un par de años más tarde Kirchner se
postulara para Gobernador compartiendo la boleta con la fórmula presidencial Menem-Ruckauf,
en medio de todo eso Zannini acompañaba como un fiel compañero de ruta.
Como dije antes,
votar esta fórmula nos garantiza no volver a los ’90. Nos propone algo más
acotado: Volver a los 2000. Por eso Scioli cuenta con un referente económico de
la talla de Miguel Bein, que fue viceministro de Economía de José Luis Machinea
y que durante el 2001, ya apartado de su cargo, fue un asesor del ministro
Cavallo, a quien defendía públicamente en los medios. Y también con un
referente como Mario Blejer, que luego de una década de servicios fieles como
empleado del FMI y el BM en los ’90 fue recompensado con el cargo de
Vicepresidente del BCRA durante el gobierno de De la Rúa.
Precisamente para no
volver a los 90 es que Scioli ocupó sus ministerios de personajes que nada
tenían que ver con esa época.
Como Alberto Pérez,
que durante la década menemista fue Secretario General de la JP. Como Cristina
Álvarez Rodríguez, que además de ser la sobrina nieta de Evita fue funcionaria
de Ruckauf en Provincia. Como Ricardo Casal, quien ocupó cargos en los
gobiernos de Cafiero, Duhalde, Ruckauf y Solá. Como Alejandro Granados,
histórico caudillo de Ezeiza, intendente desde 1995, con antecedentes que
incluyen matar ladrones a tiros y jugar picaditos con Duhalde y Menem. Como
Jorge Telerman, embajador en Cuba por el menemismo, candidato a Diputado por la
capital por el duhaldismo y posteriormente Vicejefe de Gobierno de Aníbal
Ibarra (lo que se dice, un tipo versátil). Como Gustavo Marangoni, funcionario
de Menem a principios de los ’90 y posteriormente empleado de Scioli en el
Congreso mientras el ex motonauta era un acérrimo menemista. Como Santiago
Montoya, que trabajó en el Ministerio de Economía en los ’90 cuando Cavallo era
Ministro, encargado de gestionar los préstamos del BID y el BM.
No hay duda alguna:
La continuidad está asegurada.
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