martes, 5 de abril de 2016

#PanamaPapers y el Presidente: Algunas consideraciones

 Mientras todo parecía tranquilo en la política argentina apareció este enorme cisne negro. Estábamos preparados para empezar a ver el desfile de funcionarios y amigos K por Comodoro Py cuando llegó este baldazo de agua fría.

 Nuestro país ocupó las primeras planas de los diarios del mundo por tener a nuestro presidente involucrado en una empresa off-shore en las Bahamas. Sin embargo, hay que ser cuidadoso. La tropa K de pseudoperiodistas recibió esto como una transfusión de sangre en su lecho de muerte y se dedicaron a agitar el avispero. No obstante, hay algunas cosas que aclarar.

_Como bien se dijo varias veces, abrir una sociedad off-shore en sí no es delito (lo cual no significa que no pueda descartarse la posibilidad de que si tenga como trasfondo un ilícito, tal como la importación de efedrina de los últimos años, que era legal pero cumplía fines ilegales)

_La sociedad se abre en 1998, cuando Macri no era presidente, y de hecho ni siquiera era político. La responsabilidad final recae claramente en quien abrió la empresa, en este caso Franco Macri (lo cual no implica que, en caso de detectarse algún ilícito, Mauricio tenga alguna responsabilidad).

_No es para nada equiparable con los casos de corrupción K, en donde se trataba de plata del Estado o de personas con patrimonios multimillonarios que no podían explicar.

 Dicho esto ¿exculpa totalmente esta explicación al Presidente? No necesariamente. Es hora de que presente documentos sobre la empresa, para poder determinar correctamente los orígenes de los fondos y determinar claramente los fines de que perseguía (aunque, honestamente, abrir una empresa en otro país y ponerla a nombre propio sería muy poco inteligente). Digamos que esto para Macri resulta irregular, pero no necesariamente delito. Lo cual no quita que la defensa en primera instancia del Gobierno haya sido penosa y que Laura Alonso deba dar un paso al costado porque tuvo un papel verdaderamente lamentable. Tampoco quita que el Presidenta deba dar a sí mismo explicaciones sobre Kagemusha SA, la empresa off-shore de Panamá.

 Ahora bien ¿queda completamente exonerado el Presidente del escándalo? No, porque aparece en escena el nombre de un ex-funcionario suyo, el actual Intendente de Lanús Néstor Grindetti. En su caso es muy difícil de justificar, ya que no se trata de una empresa que abre una sociedad (cosa bastante común en el mundo de las finanzas) como si lo era en el caso del grupo Macri, sus fines no están claros, el directorio de la empresa es sospechoso (no está claro quienes son los accionistas y si Grindetti era a la vez accionista y director) y el poder que le permitía administrar esa sociedad también le permitía abrir una cuenta en un banco suizo. Estas acciones, sumadas a sus declaraciones patrimoniales y su situación bancaria, dejan a Grindetti en un mar de dudas. Y no se puede obviar que haya habido complicidad de parte de Macri, por aquel entonces Jefe de Gobierno, quien lleva una relación de muchos años con Grindetti y con quien viajó a Panamá en marzo de 2013 para pedir un préstamos del BID.

 Del mismo modo, los kirchneristas que cantan victoria no deberían estar tan felices, siendo que también aparece en las denuncias Daniel Muñoz, ex secretario de Néstor y Cristina y amigo personal de la familia. No sería la primera vez que un amigo del matrimonio presidencial llega bien alto, teniendo los antecedentes de Ulloa, Báez, Sanfelice o Barreiro.

 En resumen, que el humo del periodismo no nos quite de vista que hay cuestiones importantes que no tienen explicación.

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